Fantástica ubicación si quieres pasar unos días en esta ciudad, sintiendo que eres parte de ella.
Para llegar a la Plaza do Comer©o, no hay más que bajar por la Rúa Augusta, pasando por el elevador de Santa Justa, y parando, visita obligada a tomar un rico café con el famoso pastel de Belem, en alguna de las típicas pastelerías que en ella te encontrarás.
El acceso a la casa, si vienes por abajo, es más duro, porque hay muchas escaleras, pero el truco es acceder por la Calzada Santana, a la altura del 123, y así puedes tirar de la maleta sin escalones ni adoquines.
Lo mejor cuando por las mañanas abres la puerta del portal...se siente pertenecer al barrio!
A 50 metros de casa para abajo, hay un bar de vinos, que recuerda mucho a las de Burdeos, indispensable dejarse aconsejar por el matrimonio que lo lleva, porque se nota cómo lo sienten.
Un poco más abajo está "O chefe e o Mar", indispensable si se quiere, además de comer un buen pescado, sentir como te cantan un melancólico fado.
Y otra cosa importante, no volverse a casa sin probar el pez espada de "Sector 31" creo que se llama, una marisquería fantástica que está cerquita del otro restaurante, bajando a la Plaza Rossio.
Como veis, un barrio muy aconsejable, que te hace, verdaderamente olvidar que es un 4° sin ascensor, y que sin duda, si vuelvo a Lisboa, volveré a contactar.
Gracias Antonio